sábado, 15 de octubre de 2011

14 (L)

¡9 meses ayer!

Tú puedes intentar comprender lo que se me paso por lo cabeza para terminar a tu
lado y me llames loca por no a ver elegido a otro.

Es que yo lo que quiero es que solo TÚ me beses todas las noches en nuestro
lugar preferido con solo un testigo: La luna


Como te quise dar entender es que vi en ti a una persona muy especial y que algún día no muy lejano tus ojos se desprenderán de un velo de defectos, de miedos muchos de ellos sin sentido (ya sabes a los que me refiero) y veras esas virtudes que todos valoramos de ti.

Quiero revivir todos esos días que nos vemos y nos quedamos en silencio nos quedamos abrazos, no importa el lugar ni cuanta gente haya, saboreando al dulce aroma de cada uno. Con solo eso sobran las palabras para decirte cuanto te he extrañado.

Te Amo Mucho

domingo, 9 de octubre de 2011

Lo que no piensas que es.....FUE

El contorno perfecto, la forma eterna de la cabeza redonda emergió, todavía brillante de humedad, y Emerald no pudo quitarle la vista de encima. Luego, salió el resto del cuerpo duro, sedoso, cilíndrico. 
Ese día, él estaba muy juguetón y se deslizaba arriba y abajo con algún que otro impulso hacia atrás, desafiando la gravedad. Se acercó hasta quedar casi pegado a ella y rogó, provocó, tentó, invitándola a compartir la cabalgata de su vida.

Emerald no pudo resistir la tentación de tocarlo otro momento. Cuando extendió la mano y dejó resbalar con suavidad los dedos sobre la piel reluciente más abajo de la cabeza, él le salpicó la cara por sorpresa. Ella sorbió con deleite el  sabor  tibio y salado que le era tan conocido. Sujetándolo todavía con una mano, se alzó las enaguas y levantó su cuerpo para quedar a horcajadas sobre él con sus piernas desnudas.
Ya habían gozado muchas veces de este juego; él sabía bien qué tenía que hacer. Inmediatamente rodó con ella, que quedó debajo de él, y luego volvieron a rodar. Él esperó a que ella aspirase una honda bocanada de aire y luego, con un fuerte impulso, se sumergió en las oscuras y húmedas profundidades.
A duras penas, Emerald pudo sostenerse sobre el lomo del delfín que se zambulló en el fondo del profundo estanque de la caverna jugando y retozando, como lo habían hecho desde el mismo día en que se descubrieron mutuamente. 
Revancha de Amor
Virginia Henley